viernes, 21 de septiembre de 2007

Mis Sueños y Yo


No. No hablo de químeras, de proyectos, de futuro. Son simplemente de esos que cada noche disfrutamos ...o lloramos. Aunque no nos acordemos al siguiente día.

Qué les pasaría si estuvieran en una situación imposible, que tuviesen la certeza que sus seres más queridos e indefensos, (hijos, hermanos pequeños, sobrinos) van a morir de hambre? Ese sueño tuve una noche, bueno, más bien esa pesadilla, el planeta era desolado por una catástrofe donde el alimento ya no existía y no había vuelta. Veía a mis pequeños sobrinos, aún sin los efectos de la hambruna, pero a sabiendas que "el destino" ya estaba marcado, la sensación fue horrible, tan horrible que ha sido lejos la peor pesadilla de que tenga recuerdo y con la que desperté muy angustiado y con una extraña sensación de hambre (había cenado bien).

Qué pasaría, que pensarían, cómo actuarían?

Díficil, terrible, imposible.

Eso pasó hace meses, pero sólo hace unos días tuve otro sueño, apenas menos macabro que el anterior. Era perseguido, perseguido a muerte, y esta vez a toda costa, demasiado. Resulta que el método que se quería emplear era... ¡una bomba nuclear! De milagro lograba escapar, apenas, muy apenas, pero el precio de aquello fue muy alto: ¡40 mil personas! 40 mil vidas tomadas por terminar sólo con una: la mía. Terrible no? Vale tanto sólo una vida? La lógica dice rotundamente no, la culpa autoimpuesta era terrible y los dedos acusadores sólo un poco menos. Sin embargo, en este último caso, el mensaje de mi incosciente es tortuosamente clarísimo, debo atenerme a las consecuencias si lucho contra mi naturaleza: si intento exterminar ese complejo de superheroe que durante toda mi vida me ha acompañado pueden pasar cosas... ojalá no muera tanta gente, jajaja.