Punto aparte

Fue hace dos domingos, tu llamada se confundió con la alarma del móvil. Necesitabas verme, necesitabas algo de mi... 5 minutos estuve absorto en pensamientos, 90 minutos más tarde fue el encuentro... sin palabras, porque no cabía esa posibilidad. Fue el comienzo del fin... de más de dos años donde siempre fuiste la primera y muchas veces la única persona de mis pensamientos y sentimientos.

Que no se malinterprete, el amor continúa, pero ya no con el matiz que acostumbraba, porque se pagó la deuda que yo mismo generé al dejarte ir.

Que queda por decir? Que eres la mujer más especial que he conocido, fuiste el complemento perfecto de un ser tan diferente como yo, algo de tristeza me da el hecho de que sé que no existirá otro que te valore de la misma forma, pero es hora de continuar lo que queda. Las decisiones tomadas a la luz de la distancia parecieron otorgarme la razón. Nunca entenderás que existió un par de sacrificios y sólo sabrás del tuyo.

Pero hay que sacar lo bueno, y lo bueno es que tú me otorgaste la paz que siempre quise y que conseguiste que yo te amara como difícilmente un hombre puede amar a una mujer, eso te lo llevarás para siempre y sé que te sientes afortunada de haberlo vivido, porque quien lo puede decir? Pregúntaselo a las demás, pregúntale si se han sentido tan vivas y amadas como tú, pregúntales si han llegado a los límites que llegaste tú, guardátelo en tu corazón porque yo lo haré, porque es difícil que se repita no sólo en nosotros si no que en la misma generalidad del resto del mundo. Lo nuestro mientras duro era para envidiarnos, ¿te acuerdas del paseo de la playa? Te acuerdas que te hacía ver como éramos de diferentes al resto de las parejas? Tú eras parte de eso especial.

Y acepto toda la culpa del término de aquello especial, sólo deseo que vuelvas a ser feliz.

Buscando una foto tuya encuentro ese mail tan especial que me mandaste, que empieza con una dulce introducción, con una declaración de amor tan hermosa... para terminar con otra bastante más fuerte..!!! jajaja, esa eras tú, esa era la mujer de la cual que yo me enamoré, esa mujer que logró su identidad... como que no quiero terminar de hablar de ti... pero debo hacerlo.

Te sigo queriendo mi querida Antonia, pero hoy ya no sufro más por ti (Punto aparte)